Siempre he pensado que ciertos escritores, tanto
profesionales como ocasionales, viven con un pie en el mundo que les rodea y
con el otro en el mundo en el que interactúan sus personajes. Yo no escribo de
manera profesional pero debo admitir que uno de mis mayores placeres es contar
historias. A veces las construyo en mi mente y otras las vivo en mis sueños; y estas
últimas son las que me apasionan.
De todas las historias que me he atrevido a contar, esta, la
que llevo escribiendo desde el pasado diciembre, es la más ambiciosa hasta ahora
y con la que me siento más identificada, se podría decir que otorgo a los personajes mis propios sentimientos y situaciones vividas con el fin de
sentirlos más reales.
A veces paso tardes enteras observando grabados o dibujos.
Horas con los ojos cerrados transportándome dónde mi imaginación y mis
sentimientos vuelan en libertad.
Esto es París, allá por 1832. Un lugar caprichoso y unos
años desconocidos para muchos, pero un lugar lleno de colores y luz para mí.
He aquí mi inspiración:
Aguafuerte - Notre-Dame de París sur le quartier de Saint-Michel
Grabado - Boulevard des Italiens
Dibujo - Boulevard de Montmartre
Dibujo - Interieur du Café Estamient
Grabado - Colonade du Louvre
Grabado - París
Grabado - Jardins du Palais Royal
Grabado - La Sorbonne
Dibujo - Pont au Change
Grabado - Jardin de Luxembourg
¿De dónde eres? a mi tamién me apasiona la historia de esa época.
ResponderEliminarSoy de Barcelona.
Eliminar¡Que bien que te gusten los años treinta del siglo XIX!
No encuentro a mucha gente a la que le guste.
Saludos