sábado, 26 de enero de 2013

El Marqués Infame; de Vincennes a la Revolución



Sade permanece en la fortaleza de Vincennes hasta el año 1784, cuando es conducido a la Bastilla. Ambas fortalezas permanecían prácticamente deshabitadas ya que estas estaban destinadas a miembros de clases altas; Sade coincidió en Vincennes con Mirabeau, quien se encontraba preso por senda lettre de cachet.

Sade, a diferencia de los presos de cárceles para las clases bajas, disfrutaba de una celda para él solo y tenía derecho, entre otras cosas, a que se le proporcionarla leña con el fin de calentar la estancia.
Las condiciones del encierro para Sade fueron, pese a sus derechos, lamentables.
Estuvo encerrado e incomunicado durante los primeros cuatro años y medio, la única persona que tenía acceso a la celda era el carcelero encargado de llevarle la comida y no fue hasta pasado este tiempo que se le permitió ver a su mujer.

Durante los largos años de encierro su único contacto con el mundo exterior fue su esposa aun que se cree que mantenía correspondencia constante con su sirviente Quirós, el padre Amblet y con Mademoiselle Rousset, amiga del matrimonio.
Los esfuerzos de su mujer se centraron, desde el primer momento, en procurarle la libertad trasladándose a Paris y residiendo en un convento, ya que su madre le retiro el apoyo económico. Ella se convirtió en su principal apoyo enviándole todo lo que él estimaba oportuno; desde ropa a libros.

Château de Vincennes

Durante su encierro, Sade tuvo ataques de paranoia debido a lo incierto de su destino, cosa que marcó su carácter de manera permanente. Su día a día consistía en leer y escribir, haciéndose de una extensa biblioteca de más de seiscientos volúmenes, conformada sobre todo por clásicos de Petrarca, LaFontaine, Cervantes, Voltaire y Rousseau entre otros.
Entre sus múltiples obras se cree que durante esta etapa de su vida escribió algunos cuentos y una primera versión de Justine o las desgracias de la virtud y Aline y Valcuor.

La prise de la Bastille, Jean-Pierre Louis Laurent Houel 

Cuando en 1784 la fortaleza de Vincennes es cerrada definitivamente Sade es trasladado a la Bastilla. Unas semanas antes de la toma de la fortaleza Sade envía a su esposa el manuscrito acabado de Aline y Valcour.
Cuando el 14 de julio de 1789 la Bastilla es tomada por el pueblo, Sade ya no se encuentra allí. Había sido trasladado al asilo mental de Charenton, traslado en el que se perdieron quince volúmenes manuscritos, entre los que se encontraban los de su obra más infame y macabra, encontrados a principios del siglo XX; Los 120 días de Sodoma.


El 1 de abril de 1790 Sade es finalmente puesto en libertad debido al decreto de la Asamblea aboliendo las lettres de cachet. Cuando Sade abandona el presidio cuenta con cincuenta y un años de edad, padece una obesidad que a duras penas le permite caminar, ha perdido mucha vista, sufre una dolencia pulmonar y está completamente envejecido y moralmente muy hundido. El Marqués trata de ver a su esposa, pero esta está muy lejos de París con su hija. Tiempo después su esposa se divorció de él, siendo este uno de los primeros divorcios llevados a cabo después de que la Revolución los instituyera.

Sade tuvo que devolver la dote con intereses, cantidad que no logro pagar y que hizo que todas sus posesiones se vieran embargadas a favor de su ahora ex esposa. Sade se ve en la cruda situación de volver a integrarse en la sociedad, una muy convulsa, estando él muy desmejorado tanto física como mentalmente, además de arruinado y solo.
Después de muchas idas y venidas y de adentrarse principalmente en el mundo teatral, Sade conoce a Constance Quesnet, una actriz de cuarenta años con un hijo y sin marido. Pocos meses después se van a vivir juntos y ella permanecerá a su lado hasta el fin de sus días, convirtiéndose en el principal apoyo en los duros momentos de Sade.

El 22 de octubre de 1791 el teatro Molière lleva a escena una de sus obras El Conde Oxtiern o los efectos del libertinaje, estreno que se vio suspendido por altercados en su segunda representación. Se cree que ese mismo año se público clandestinamente Justine o las desgracias de la virtud y manda imprimir el Memorial de un ciudadano de París al rey de los franceses.

Sade se adhiere a los procesos revolucionarios, asistiendo a diversas celebraciones y actos. Fue presidente de sección, pero dimitió pronto debido a su cansancio, acabando con su paso por la política.
El 8 de diciembre de 1793 es detenido en su domicilio y conducido a la cárcel de las Maledonnettes, dónde es encerrado en las letrinas durante seis semanas por falta de espacio. Se cree que fue detenido por ser padre de hijos emigrados, también pudo haber una falsa denuncia que lo habría tachado de moderado. Paso por tres cárceles distintas hasta que finalmente llego a Picpus, a las afueras de París, dónde Constance podía visitarlo.


En el cénit del reinado del Terror, Sade contemplaba a la guillotina trabajar sin descanso, estando él mismo en la lista para la ejecución. Se cree que el 26 de julio de 1794 iba a ser guillotinado junto a otros 27 acusados, pero bien porque no lo encontraron o bien por intervención de Constace, escapó a su funesto destino siendo liberado al finalizar el periodo del Terror, el 15 de octubre de 1794.
Sade intentó vivir del teatro, estrenando algunas obras en Versalles y publicando más escritos entre los que destaca  Los crímenes del amor, pero nada le valió para no caer en la indigencia.
Sade y Constance vivieron en la miseria. Sade intentó ceder lo que le quedaba a su ex esposa a cambio de una renta anual, pero esta lo rechazo. Constance vendió su ropa para conseguir comida y Sade acabo mendigando.

Pronto comenzó a recibir ataques por sus novelas; Aline y Valcour fue considerada escandalosa y amoral, costándole la atribución de Justine que estaba siendo publicada de manera clandestina.

Edición de 1794 de Justine o las desgracias de la virtud.

El 6 de marzo de 1801 es detenido y encerrado sin juicio en Sainte-Pélagie por ser el autor de la infame obra Justine. Fue trasladado a Bicétre, institución mitad asilo mitad cárcel donde alienados mentales, mendigos, enfermos de sífilis, prostitutas y peligrosos criminales convivían en condiciones infrahumanas.
Pese a los esfuerzos de Constance para conseguir su liberación, fue su ex esposa con la ayuda de sus hijos quienes consiguieron que fuese trasladado al asilo mental de Charenton.

A Sade se le diagnostico en el momento de su ingreso demencia libertina.

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