En el 211 aniversario de su nacimiento.
"Recordad: no hay malas hierbas ni hombres malos.
Sólo hay malos cultivadores."
Esté dónde esté hoy, gracias por la maravillosa obra que
dejo como legado.
Gracias por el gran mensaje de fraternidad, libertad y
amor que dejo en sus novelas.
Por la pasión, el amor y la benevolencia con la que trata
al género humano.
Por ser capaz de
hacer ver que la maldad y la bondad son términos muy amplios y flexibles y que,
el bien o el mal, sólo dependen de nuestras acciones y de nuestros motivos.
Por diseccionar a través de las palabras las luces y por
ende las sombras del alma humana.
Gracias por mostrarnos que incluso en las historias más
simples hay siempre grandes héroes. Por defender al enfermo, por curar al herido y por elevar
al caído.
Por hacer de las historias más desafortunadas una lección
y en consecuencia provocar un cambio en cualquiera que sea capaz de sentir.
Gracias por retratar con una belleza desgarradora la
vida, con su dureza y crueldad, por transformar siempre la necesidad en
fatalidad.
Por retratar el amor como algo divino, verdadero y puro.
Por ser capaz de emocionar y de enamorar a cualquiera que sienta con sus
personajes.
Por enseñarnos a amar las más bellas virtudes y
enseñarnos a tolerar los más horribles defectos. Gracias por retratar al ser humano tal y como es, con sus
más y sus menos, con sus delirantes pasiones y sus enfermizas obsesiones, con
la lucha constante entre bondad y maldad.
Gracias por sus letras, sus obras, sus novelas, sus
pinturas, su arte y su vida.
Gracias por intentar hacer de este mundo un lugar mejor.
Algún día lo conseguiremos.
Dondequiera que estéis hoy, maestro de vida, gracias.