Los años que van desde 1830 hasta 1839 son los grandes olvidados de la moda del siglo XIX y es que es cierto que la moda romántica, o isabelina como se la conoció en España, es cuanto menos, especial.
La moda de
este período podría definirse con la palabra “exageración”; grandes mangas,
cinturas imposibles, busto redondeado, peinados de jirafa y sombreros enormes.
Sin embargo, y aun que pueda parecer extraño, esta moda es
una de las que más me gusta. Quizás sea por su excentricidad o por el simple
hecho de conocer como esas damas tan elegantes se las apañaban entre tantos y
tantos metros de tela.
Una dama lista para pasear por las calles.
La moda de 1830 se caracteriza por la amplitud, rompiendo
con la figura lineal que se había impuesto hasta bien entrado el año 1820.
1830 dispara el volumen en los hombros y en las caderas, siendo el predecesor
del estilo crinolina, que comenzara a hacer su aparición allá por 1840. Los
peinados y sombreros elaborados ponen la guinda a este pastel de telas.
El romanticismo en el arte tuvo una influencia directa a la
hora de vestir; si en el arte se buscaba la exaltación de los sentimientos en
los atuendos se buscaba precisamente esa misma primera sensación.
Un traje de mascarada.
El traje_________________________________________________________________
Ropa interior de la época.
En 1830 estaban en boga las mangas gigot y las
faldas con volumen, conseguidas a base de superponer enaguas, buscando la
menudez de la cintura. Los volúmenes ayudaban al corsé a cumplir su cometido,
rechazando así la moda imperio, que elimino las curvas femeninas. En este
periodo los largos de los trajes se acortaron a la altura de los tobillos más o
menos hasta 1835 cuando la altura volvió a fijarse a ras de suelo.
Las telas rígidas y los brocados volvieron a ponerse de
moda, llegando incluso a reciclarse vestidos del pasado siglo XVIII.
Debido a la estructura que los trajes adquirían en la zona
de los hombros se pusieron de moda las pelerinas, cuyo cometido era cubrir los
hombros y el pecho durante el día en los trajes con escotes amplios.
El escote
barco era común en la época, para así dar sensación de anchura en pecho y hombros.
Corsé de la época.
Los trajes de día tenían escotes altos o cerrados, con
mangas gigot largas y más abullonadas en la parte alta del brazo para así
facilitar los quehaceres. Los materiales solían ser rígidos, de colores generalmente oscuros ,salvo en verano, y con estampados sencillos.
Escena cotidiana.
Traje de día, típico de las grisetas. / Traje de día en tono claro.
Traje de día de verano.
Traje de día (se habría llevado con pelerina.)
Sombrero (Bonnet) de la época.
Los trajes de noche, por el contrario, tenían escotes
amplios y mangas cortas abullonadas sobre los hombros. Los guantes eran muy
comunes y se llevaban a la altura del codo.
Los materiales solían ser más
ligeros, de colores claros y estampados finos y elegantes.
La pasamanería o
cualquier tipo de accesorio se llevaban en el bajo de la falda.
Traje de noche de la primera mitad de 1830. / Traje de noche de la segunda mitad de 1830.
Traje de noche de manga francesa.
Vestido de novia de la época.
El calzado era plano y de punta cuadrada. Los materiales con
los que se fabricaba solían ser: piel, para el calzado diurno y satén, para
el calzado de noche.
Las botas bajas eran comunes en invierno.
El cabello________________________________________________________________
En los años de 1830 el peinado más común era con la raya en
medio, con elaborados recogidos con rizos o trenzas, tanto a los lados de la
cabeza como en la coronilla.
El flequillo, aun que poco común, se llevaba por
encima de la ceja y con una forma ligeramente redondeada.
El peinado más usado en la época.
Los adornos de cabello se usaban mucho y como en los trajes
se buscaba el exceso con tocados grandes y recargados. También eran muy comunes
los turbantes.
Peinado recogido sobre la coronilla.
Peinado con rizos.